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Vicente, el cura

Vicente, el cura

Todos los vecinos de San Vicente de Alcántara opinaban lo mismo, Vicente, el cura del pueblo, era una de las personas más buenas y amables del mundo. Jamás se podrían haber imaginado lo que le iba a ocurrir. Vicente vivía en una de las casas más cercanas a la Iglesia. Vivía solo pero te tenía muchos amigos.

Una vez conoció a una mujer llamada Antonia. Desde con que se conocieron se hicieron muy amigos. Vicente se enamoró de ella pero siempre en secreto, porque un cura no puede estar con una mujer. Pero había un problema, Antonia, también se había enamorado del bueno de Vicente. Cuando no podía más le propuso que estuviesen juntos y le respondió que sí.

Ella tan inocente, se le ocurrió contárselo a la cotilla del pueblo “La piconera”. Mira que le advirtió que se callase y no pudo y se lo fue contando a todo el mundo y estos a otros. Así que fue a acabar a oídos del obispado. Asombrados y no tuvieron otro remedio que acabar con el problema. En esa época era normal que la Iglesia mandase tanto.

A los días siguientes fueron a su casa y se lo llevaron a las afueras del pueblo. Allí le tenían preparado una hoguera y le ataron a una rueda de molino.

Mientras tanto, Antonia le había ido a buscar pero allí no había nadie, tan solo una nota poniendo: R.I.P Vicente Rollano.

Ella fue corriendo a buscarle. No lo encontraba, hasta que vio al obispo por la acera y le dijo:

  • ¿Qué has hecho con Vicente?

  • Está donde tiene que estar- le respondió

 

Al final llegó al campo donde esta él, pero en la hoguera ya no había nada.

Antonia se esperó lo pero, pero de repente le vio y tenía en su mano un cuervo.

  • ¡¡Estas vivo!!

  • Sí, gracias a este cuervo, me salvó.

 

Desde entonces la bandera de San Vicente de Alcántara es el escudo de Alcántara con la rueda de molino y el cuervo.

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